martes, 25 de enero de 2011

La opinión dormida

LA MUJER EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

¿Se había fijado usted en que en la mayoría de los debates políticos en televisión intervienen hombres? Según un estudio elaborado por la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid el 78% de los colaboradores de opinión política en los medios de comunicación son varones. En la prensa escrita los datos son todavía más claros, exclusivamente el 15% de lo publicado al respecto lleva debajo una firma femenina. En el caso de las agencias de información el 75% de sus contenidos corresponde a hombres mientras que solo el 25% corresponde a mujeres. Las cifras son similares para la radio.



Resulta evidente que existe una desigualdad ente los diferentes sexos, ya que no se trata de una mera distribución de carácter aleatorio. Esta situación responde a una realidad social en la que lamentablemente la mujer es considerada menos válida por parte de muchos.
El género femenino a lo largo de la historia ha ido viendo como sus derechos han sido progresivamente reconocidos, como por ejemplo el voto universal, aprobado por primera vez en España en 1931 con la II República y reinstaurado durante la Transición. Actualmente las circunstancias permiten que realmente se cumpla lo establecido en el Artículo 14 de la Constitución en el que se recoge el derecho a la igualdad jurídica sin discriminación alguna por razón de nacimiento, raza y sexo. Sin embargo, se está pagando el precio de haber tenido a lo largo de cuarenta años un régimen dictatorial en el que el papel de la mujer quedaba siempre al margen. Ésta carecía de cualquier libertad de decisión en el desarrollo de las actividades cotidianas y fuera de la familia siempre debía gozar del apoyo de un padre o un marido.

Desde finales de los años 70 la sociedad que había estado durmiendo durante tanto tiempo comenzaba poco a poco a despertar. Vivía un proceso en el que el desarrollo económico, la incorporación de la mujer al mercado laboral, el uso de métodos anticonceptivos y el aperturismo internacional con la llegada de nuevas corrientes ideológicas la hicieron crecer.

En medio de todo se acortaron distancias entre hombres y mujeres, diferencias que fueron decreciendo durante la década de los 80 y los 90 y que todavía han disminuido más en los primeros años del siglo XXI. No obstante, no se encuentran a día de hoy solventadas en su totalidad como se ha podido comprobar.

Por desgracia en España abundan las corporaciones en las que los cargos superiores se encuentran "reservados" para el sexo masculino. Condición que algunos fundamentan en la tradición pero que no deja de ser machismo. Por eso resulta llamativo que dentro de los medios de comunicación, que se presuponen guardianes para el correcto desarrollo de la vida democrática de un país, también se de esta circunstancia. Casualmente los directivos de las principales cabeceras de periódicos son todos hombres.

Los propios medios a menudo muestran reticencia a proporcionar información sobre sí mismos y todavía más cuando es para la elaboración de un informe acerca de su funcionamiento, estructuración y reparto de cargos. No están interesados en que se desvele que trabajan como la gran mayoría de sectores de la sociedad pese a querer aparentar lo contrario. En el fondo, no dejan de ser compañías con varones al mando y son reacios a que se critique y se publique su situación. Incluso las mujeres que en ellos trabajan se niegan a posicionarse sobre el tema y optan por no cuestionar algo que todos los días la gente de la calle puede ver.

Los sueldos son imposibles de averiguar, en rara ocasión salen a la luz cifras que desvelen a cuánto asciende lo que cobra un colaborador de un diario escrito o un contertulio de televisión. Las condiciones de los contratos determinan este secretismo, ya que incluyen cláusulas de permanencia y vinculación con el medio. Además existirán notables diferencias entre unos salarios y otros.

En cuanto a la temática, tanto en prensa escrita como en radio y televisión se suelen fijar para las colaboradoras (independientemente de que sean o no periodistas) contenidos vinculados al mundo del corazón o los sucesos, dejando a un lado la política. En el caso concreto de El programa de Ana Rosa en el debate de este tipo, de 15 tertulianos habituales únicamente dos son mujeres. En cambio en torno a la mesa del corazón se sientan siete comentaristas femeninas de un total de diez componentes.
La asignación de la prensa rosa a las mujeres que trabajan en los medios probablemente venga justificada por la creencia de que el público femenino es mayor seguidor de dichos temas. No obstante, esto está cambiando. Además por extrapolación no es razonable que siguiendo los mismos motivos se excluya a las mujeres de participar en las tertulias políticas. La separación en función del sexo carece de argumentos porque estos programas, representados entre otros por 59 segundos de La 1 de TVE, no poseen un perfil de audiencia exclusivamente masculino.

En palabras de Carmen Ortiz, responsable del Consejo de la mujer de la Comunidad de Madrid: "Hay un sector de la población que no lo dice abiertamente pero que en la práctica cree que la opinión de las mujeres cuenta menos". Por esta razón los medios de comunicación no se arriesgan y en busca de obtener beneficios permanecen impasibles sin proporcionar al sexo femenino un papel protagonista. De esta forma consiguen que las mujeres no cuenten de la misma manera al no tener puestos similares a los de los varones ni igual estatus laboral dentro de estas empresas.

"El comportamiento que los medios están llevando a cabo en los últimos años se basa en lo políticamente correcto. Todo el mundo habla de igualdad y del fomento de la proporción pero en la práctica no se ven los frutos" Según Ortiz se debería promocionar la igualdad real, analizar a través de un diagnóstico lo que ocurre y tener en cuenta los datos obtenidos. Se trata de un problema de concienciación que disminuiría si frenaran los mecanismos sociales que impiden que la mujer se encuentre en la misma posición que los hombres.

Al igual que el Consejo de la mujer existen otras organizaciones que también ponen empeño en reivindicar la importancia femenina, como la Federación de mujeres jóvenes. Esta asociación está conformada por feministas que trabajan y reivindican la igualdad real de oportunidades. Cada vez son más agrupaciones las que están inscritas en ella y cuenta con el apoyo del Ministerio de igualdad, el Instituto de la juventud y el de la mujer para el desarrollo de sus actividades.

Campañas de concienciación, talleres, exposiciones... son algunas de las tareas que realiza esta federación. Además también posee una sección de comunicación dentro de la que trabajan personas como Maika Cuadrado, licenciada en Periodismo en el año 2007 por la Universidad Complutense de Madrid.

Maika se lamenta de la hegemónica influencia del varón en los tiempos que corren y apuesta por un cambio en la educación para corregir esta tendencia. "Aunque tenemos más formación universitaria, a la hora de trabajar nos topamos con un mundo masculinizado. Hemos vivido un proceso de socialización en el que se nos ha inculcado la capacidad para expresar los sentimientos y parecer frágiles en detrimento de la competitividad y del acceso al poder"

Según ella, cuando una mujer interviene en un debate, o pone su nombre a un artículo de opinión, la sociedad indirectamente no juzga los mismos aspectos que en un hombre. Se centra más en otras particularidades como su físico y su vestimenta o directamente entra a cuestionar su profesionalidad.  "Uno de los criterios por los que se cree que la gente respeta a María Teresa Fernández de la Vega es por tener una voz muy masculina", afirma la periodista. Por otro lado vincula la infravaloración de las palabras de las mujeres al tipo de lenguaje "Quizás no se aprecia tanto la opinión femenina por considerarla erróneamente menos seria al tener un lenguaje más empático con el público, más emocional y con un mayor uso de adjetivos"

A pesar de diferencias entre géneros en los medios de comunicación, desde los últimos años se ha notado cierta mejoría. Pilar López Díez, licenciada en Periodismo y doctora en Ciencias de la información por la Universidad Complutense de Madrid ha dirigido varios estudios en los que se analiza la mujer y su representación en radio y televisión. Entre dos de  ellos, uno de 2001 y otro de 2005, se percibe que en el segundo hay una  mayor presencia femenina, lo que implica una evolución muy positiva en cuatro años escasos.

Es evidente que las cosas están cambiando y aunque precisan de su tiempo lo fundamental es que lo están haciendo. ¿Cómo se encontrará la opinión de las mujeres en los medios dentro de unos años? Dependerá del comportamiento del público, que es quien aprueba o rechaza lo que se le ofrece en última instancia. Por eso, el consumo de contenidos periodísticos queda en manos de su actitud crítica.

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