martes, 25 de enero de 2011

Anorexia y bulimia, dos fantasmas del siglo XXI

Nieves Álvarez García, modelo de 35 años, es una de las mujeres más bellas del panorama internacional, debutó con la mayoría de edad apenas cumplida allá por 1992 cuando ganó el concurso Look of the year. En ese momento comenzaba a hacerse realidad uno de sus sueños, poder desfilar en las mejores pasarelas del mundo. Desde pequeña ya imaginaba ese instante y caminaba a lo largo del pasillo de su habitación frente a un espejo imitando a las modelos de la época que salían por la televisión. Repetía sus gestos, sus miradas y sus sonrisas mientras trataba de moverse con gracia vistiendo su uniforme escolar, una falda azul de tablas por debajo de las rodillas, una camisa blanca, calcetines y zapatos azules.



Desde 1992 y hasta que estableció Madrid como punto de residencia fijo Nieves Álvarez estuvo viviendo a caballo entre Milán, París y Nueva York. Horas y horas en aviones para ir de unas ciudades a otras fueron creando  un ritmo laboral frenético que le permitió hacer campañas para firmas tan prestigiosas como Loewe, Givenchy, Armani y Escada. Ha sido premiada como mejor modelo de pasarela Cibeles en tres ocasiones, y en 1999 recibió el premio Elle a la Mujer del año.

Actualmente está casada con Marco, fotógrafo de moda, tiene tres hijos, dos de ellos mellizos y disfruta de una vida plena colmada de éxito. Sin embargo desde los 15 años y hasta bien entrados los 20 sufrió anorexia, una enfermedad que junto a la bulimia afecta en España a uno de cada diez adolescentes.
               


Está claro que todos tenemos que morir, pero es absurdo acelerar ese camino al cementerio.
Para dejar constancia de su particular experiencia y transmitir un pensamiento positivo la modelo decidió publicar un libro bajo el título Yo vencí la anorexia. Se trata de un fiel relato de cómo es posible superar los trastornos alimentarios, un total de 175 páginas cargadas de emotividad y sinceridad en las que se aborda el tema de las relaciones familiares, las influencias de la sociedad y las presiones del trabajo. En ellas describe la primera vez que confesó públicamente su enfermedad, lo hizo en 1998 en una entrevista para El País afirmando: A mí, la anorexia casi me llevó al cementerio y hoy, cuando he conseguido superar las consecuencias psicológicas de aquellos terribles años durante los que la padecía, quiero aportar una ayuda, por pequeña que sea, a todos aquellos que sufran el problema. Está claro que todos tenemos que morir, pero es absurdo acelerar ese camino al cementerio por culpa de unos valores sociales injustos.

Gracias al apoyo de los suyos, Nieves Álvarez logró escapar de una pesadilla, confiar en sí misma y ser feliz. Por eso, en la parte final de Yo vencí la anorexia subraya que de la anorexia y la bulimia se puede salir por muy difícil que parezca. Así transmite a los lectores la esperanza de que es posible conseguirlo estableciendo unos objetivos y cumpliéndolos progresivamente, luchando con ahínco, perseverancia y paciencia.
  
El mayor índice de anorexia y bulimia se da en los jóvenes de entre 13 y 24 años
Desgraciadamente la sociedad actual está levantada sobre una serie de valores inamovibles entre los que la apariencia física es uno de los principales. Parece que para desenvolverse en determinados ambientes, conseguir un buen trabajo y en definitiva triunfar es imprescindible cumplir con unos parámetros preestablecidos. No caben excepciones en cuanto a vestimenta, peso y altura.

Las presiones a las que constantemente somete la publicidad y en mayor grado los medios de comunicación provocan un enorme descontento entre la gente. Sus mensajes e imágenes, que glorifican la perfección y la belleza, contribuyen a la infelicidad de muchos hombres y mujeres que se sienten desdichados con sus cuerpos. Según una encuesta publicada en Psichology Today el 93% de las mujeres y el 82% de los hombres estadounidenses viven preocupados por su apariencia externa y actúan al respecto para mejorarla.

Estas cifras proporcionan información de la vulnerabilidad y la preocupación por el físico. Preocupación que a lo largo de la vida durante periodos decisivos como es la adolescencia puede ser crítica. Un muchacho de 14 años, por ejemplo, ya no es un niño, pero tampoco puede considerarse un adulto. Está inmerso en una etapa en la que se va a formar su personalidad, y la inestabilidad y los cambios en su entorno van a hacer que sea más influenciable. Por esta razón las mayores tasas de anorexia y bulimia se dan en periodos comprendidos entre los 13 años y los 24. Así lo confirman los últimos informes de la Dirección General de Salud Pública.

Pese a que los trastornos de la conducta alimentaria afectan 10 veces más a las mujeres que a los varones también se dan estas enfermedades entre los hombres. En ellos los síntomas no son menos agudos, y muchos se sienten aún peor por el hecho de ser una minoría y porque su naturaleza sensible, que los predispone a este tipo de dolencias, les harán con frecuencia objeto de problemas sociales.

No a las modelos de menos de 56 Kilos
En el mes de septiembre del 2006 los organizadores del desfile de la pasarela Cibeles anunciaron que no permitirían trabajar a modelos que pesaran menos de 56 Kilos y que su índice de masa corporal fuera inferior al 18%, mínimo que puede tener una persona considerada sana. Esta medida reflejó un cambio de mentalidad y una intención de modificar la percepción que el público tenía del mundo de la moda. La anorexia y la bulimia habían dejado de ser enfermedades sin importancia para convertirse en fuertes enemigos que dentro de sus posibilidades todos debían combatir. Quizás en ello influyera que la Organización Mundial de la Salud situara en un 13% su índice de mortalidad. Además avisó de que quienes las padecen sufren con frecuencia depresiones y su riesgo de suicidio es 20 veces mayor que el de cualquier persona.
            
En este contexto, no eran de esperar reacciones por parte del poder público; concretamente la Comunidad de Madrid lleva poniendo en marcha desde hace más de diez años el Pacto Social contra la Anorexia y la Bulimia, que son un conjunto de medidas basadas en la implantación en los hospitales de la región de cinco unidades especializadas, la creación del Instituto de nutrición y trastornos alimenticios (que cuenta con un teléfono gratuito 900605040 atendido por psicólogos y expertos de la consejería de sanidad) y la realización en colegios e institutos de talleres informativos, siendo un total de 150 los que se hicieron en 2009.

La primera clínica en el mundo para enfermos por trastornos de la conducta alimentaria al filo de la muerte
Peggy Claude-Pierre es una psicóloga que sufrió la anorexia de sus dos hijas, Kristen y Niciole cuando tenían quince y trece años respectivamente. Afortunadamente gracias a su empeño y dedicación logró que ambas superaran la enfermedad y salieran adelante.

Tras su experiencia fundó la primera clínica que ofrecía un tratamiento personalizado para quienes padecían anorexia y bulimia y se encontraban al borde de la muerte. Después de varios años al frente del hospital decidió plasmar en un libro cómo había hecho realidad su proyecto y a la vez dar algunos consejos prácticos.

En ¡Alerta! Anorexia y Bulimia: El lenguaje secreto de los trastornos en la alimentación defiende un tratamiento médico basado en su totalidad en las relaciones afectivas hacia los enfermos y en un cuidado permanente que alivie sus sentimientos de culpa y sus excesos de responsabilidades. A la vez establece de una escala denominada de interés vital por la que pasan a lo largo de su recuperación los pacientes ingresados y que se divide en varias etapas como si del desarrollo humano se tratara (Hay que tener en cuenta que los casos en los que se lleva a cabo un internamiento son los más extremos en los que la salud está en riesgo)

ETAPA AGUDA: Infancia. Dependencia total del enfermo. Numéricamente su salud se encuentra en una escala del 1 al 30%
ETAPA EMERGENTE: Desarrollo de un niño pequeño. El paciente debe dedicarse a “investigar” y a probar límites. Se sitúa en el intervalo 30-50%
ETAPA DE REALIDAD: Periodo de la adolescencia. Comienza a perfilarse una nueva identidad del individuo. Solo son precisos cuidados parciales. La situación de la salud está del 50 al 60%
ETAPA INTERACTIVA: Equivale a la juventud. Comienza la madurez. Es un tiempo de moderación en el que el paciente pasa a ser externo. (60 a 80%)
ETAPA DE LA INTEGRACIÓN AMBIENTAL: Es la etapa final de la recuperación. El enfermo regresa a su entorno vital pero realiza tres o cuatro visitas de evaluación médica a lo largo del primer año y posteriormente permanece en seguimiento durante cinco años. La salud del enfermo está plenamente recuperada o a punto de estarlo (80-100%)

Alimentar a los enfermos es el primer paso necesario en el tratamiento de un trastorno de este tipo antes de comenzar a trabajar en el equilibrio de la mente. No obstante, la estabilidad física no es la solución, de ser así todos los pacientes estarían curados después de haber alcanzado el peso. En realidad es posible predecir la recaída o el fracaso con bastante seguridad en muchos casos en los que el proceso se interrumpe demasiado pronto. Un trastorno agudo de la alimentación ha tomado mucho tiempo para gestarse, por lo tano, puede requerir hasta dos años y a veces más para ser revertido.

Sin embargo, Peggy Claude-Pierre advierte que el tiempo exacto para atravesar cada fase varía dependiendo de lo rápido y lo bien que se puedan captar los conceptos que enseñan los terapeutas y el personal, así como de las condiciones emocionales.
  
Los familiares, los principales afectados
La insatisfacción personal constante, la irritabilidad, el sentimiento de culpa y fracaso y la preocupación excesiva por el cuerpo son algunos de los rasgos característicos de los enfermos de anorexia y bulimia. Convivir con ellos puede llegar a ser un calvario y las familias cada día tienen que soportar conflictos y tensiones que en ocasiones agravan la situación e impiden solucionar el verdadero problema. Existen multitud de asociaciones de apoyo. Una de ellas es ADANER, (Asociación en defensa de la atención a la anorexia nerviosa y bulimia) que surgió en 1991 y desde entonces se ha expandido por toda España, tiene sedes en diferentes provincias y su principal se encuentra en Madrid.


Cecilia Caruana, coordinadora y psicóloga de ADANER, al explicar su funcionamiento recalca su independencia de organismos gubernamentales y su función orientativa, ya que con frecuencia atraviesan su puerta padres desconcertados haciéndose la misma pregunta ¿Qué le pasa a nuestro hijo?

Desde esta asociación se pretende dar una respuesta a los interrogantes de la anorexia y la bulimia y proporcionar información a quienes la necesitan. En los casos en los que los enfermos han bajado su peso hasta el límite recomiendan un internamiento inmediato, no obstante, denuncian que en la Comunidad de Madrid, sólo hay dos hospitales públicos para este tipo de pacientes, uno de ellos el Ramón y Cajal, que cuenta exclusivamente con 4 camas para mayores de 18 años y el Hospital Niño Jesús, desbordado por el número de pacientes y orientado a los menores.
             
Asimismo, por parte de ADANER critican la falta de formación de los especialistas de los centros públicos y también la cantidad de medicación que se les proporciona a los enfermos para suplir la falta de terapias psicológicas.
              
Sin embargo, su principal objetivo es conseguir la reflexión social. La anorexia y la bulimia son enfermedades que matan y aunque no existan datos oficiales, carencia que debería suplir el ministerio de sanidad, se cobran sus víctimas. Porque no son sólo victimas aquellas que fallecen por inanición, sino también aquellas cuyo corazón deja de latir (parada cardíaca) por haberse vuelto pequeño y débil y aquellas que como vía de escape a la depresión y la ansiedad optan por el suicidio.

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