martes, 25 de enero de 2011

El Príncipe, un libro actual del siglo XVI

El Príncipe de Maquiavelo es un libro de consejos y recomendaciones , lo que le convierte en una obra de lectura imprescindible.
Nicolás Maquiavelo nació en Florencia en 1496 y falleció en 1527. Con su libro El Príncipe pretendió obtener notoriedad personal en la familia de los Medici; de forma que se comprometía a prestar más lealtad y apoyo pese a haber sido considerado previamente como persona peligrosa y de poca confianza.


A partir del siguiente enlace se accede a un vídeo acerca de la obra


Maquiavelo quería realmente proporcionar pruebas de que era un súbdito fiel, bien preparado para desempeñar un cargo público debido a su experiencia en temas políticos y también a su dominio teórico del gobierno. Esto influyó en la creación de su obra, pero además se vio condicionado por las circunstancias históricas de la época. Fue testigo del nacimiento del continente europeo con sus naciones y contempló como Italia, al contrario que el resto del territorio, tan solo era un conglomerado de ducados, principados y condados. Surgiendo así su pensamiento patriótico en busca de un Estado unido, deseando que Italia adquiriera fuerza para afrontar las invasiones de las tropas bárbaras (tropas de orígenes españoles y franceses)

Un gobernante era necesario en medio del caos del país mediterráneo y éste claramente se iba a encontrar en la dinastía de los Medici.

El Príncipe destaca entre las obras de Maquiavelo por efectuar un exhaustivo análisis del poder político. De él realiza una crítica, aporta consejos y a partir de ejemplos ilustra cómo debe ser un buen Señor.

El libro en un principio está pensado para llevar a la práctica su contenido y hacerlo tangible en un principado, pero pese a estar escrito en el siglo XVI muchas de las enseñanzas recogidas en él son aplicables directamente a la situación política del mundo actual. Situación en la que por fortuna imperan las democracias y el pueblo posee capacidad de decisión.

Comparación con la actualidad
Maquiavelo recomienda huir de los aduladores y establece determinadas fórmulas para escapar de aquellas personas que dedican sus vidas a alagar servilmente para ganar como consecuencia de ello la voluntad de los demás.

El autor de El Príncipe no quiere pasar por alto esta cuestión y llama a la cautela y a la prudencia de los príncipes para que escapen de los aduladores y hagan una correcta elección de las personas que los rodean.        
Uno de los riesgos que entrañan los agasajos es que en un principio y en su justa medida proporcionan placer a quien es objeto de ellos, pero dicho placer puede ir evolucionando y convertirse en engaño.

Para mantenerse al margen de los cumplidos la mejor manera será que el Príncipe informe a quienes se encuentren en torno a él de que no le ofenden contándole la verdad. Pero esto no debe llevar a equivocación, ya que si todos le pueden decir la verdad le estarán faltando al respeto.

Los asesores por su parte, deben saber que no existe ningún riesgo en decir la verdad si lo hacen en las condiciones estipuladas.

El soberano únicamente deberá escuchar a estos consejeros y no dejarse llevar por otras opiniones ajenas. A raíz de sus determinaciones deberá de actuar si así lo desea y si lo considera lo mejor.
Los hombres de confianza de los cargos públicos al igual que los secretarios de los príncipes no deben ser aduladores. Por eso su elección es un tema complejo y resultarán bueno o malos dependiendo de acierto que se haya tendido escogiéndolos.
Según Maquiavelo es fundamental conocer el bien o el mal de comportamientos o palabras ajenas, de forma que si se está al tanto de las acciones de quien se tiene cerca en caso de que éstas sean buenas podrán apremiarse, para corregirse si son malas. Además, así jamás tendrán lugar engaños y traiciones.

Al llegar un príncipe por primera vez a un territorio que le pertenece debido a los medios que sean (conquista, adquisición, herencia u otros) deberá poner empeño en intentar concienzudamente conseguir el apoyo del pueblo, porque él será muy importante para hacerlo agraciado pero a la vez tendrá la opción de propiciar su caída en tiempos adversos.
Maquiavelo trata el tema de las Relaciones Internacionales principalmente desde la perspectiva bélica. Para él un principado puede sostenerse sobre él mismo si tiene hombres y dinero para crear un ejército fuerte que oponga resistencia a cualquiera que desee atacar. Sin embargo deberían buscar el apoyo de otros aquellos que no puedan enfrentarse al enemigo y tan sólo puedan encerrarse en las murallas de su Estado y limitarse a defender desde allí.

Según el autor de El Príncipe la mitad de las acciones de los hombres tienen su origen en el azar (la fortuna), pero la otra mitad no y lo explica haciendo referencia a los ríos torrenciales. Éstos cuando se colman de agua arrastran todo lo que se interpone en su camino y nada ni nadie puede pararlos. Aunque los sucesos ocurran así, no significa que mientras los tiempos sean tranquilos los hombres puedan preparar provisiones para afrontar el transcurso de las fuertes aguas.

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